jueves, 23 de octubre de 2014

Titanes, del escritor venezolano afincado en La Laguna (Tenerife) Félix Díaz, en la 9ª sesión del Libro Fórum Canario

En medio del gran momento de la literatura canaria, destaca el auge de la ciencia ficción.

La narrativa canaria está pasando un gran momento. Está invitada en la Feria Internacional del Libro (FIL 2014) de Guadalajara, en México, con el evento titulado Canarias, islas de novela, un encuentro organizado por la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, la Cátedra Vargas Llosa y la propia FIL de Guadalajara en el que estarán presentes los escritores José Luis Correa, Rafael-José Díaz, Santiago Gil y Pablo Martín Carbajal, quien tras el éxito de La vida amarga (Ediciones Irreverentes) está a punto de presentar en M.A.R. Editor una nieva edición de su novela Tú eres azul cobalto, dedicada a Frida Khalo.
El escritor tinerfeño Javier Hernández Velázquez se proclamó ayer ganador del IV Premio Wilkie Collins de Novela Negra, convocado por M.A.R. Editor, en el que han participado 160 obras de 12 países, con la novela Los Ojos del puente, ambientada en Canarias, Los Ángeles y San Francisco. Hay que recordar que Hernández Velázquez fue mención especial del jurado del Premio L’H Confidencial 2013 con su anterior novela, Un camino a través del infierno.

Y ahora, triunfa a nivel nacional la novela de ciencia ficción Titanes, del escritor venezolano afincado en La Laguna, Tenerife, Félix Díaz. Este libro ha sido presentado el martes en la librería La Isla, de Santa Cruz de Tenerife, y el próximo 27 de noviembre, la 9ª sesión del Libro Fórum Canario se dedicará a Titanes. ¿De qué trata la obra? Es una novela de ciencia ficción basada en unos de los hechos que más conmovieron a América. En 1972, en los Andes, se estrelló un avión en las montañas. Se les dio por muertos, pues no tenían apenas alimentos con los que sobrevivir. Pero hubo supervivientes, catorce personas que aguantaron comiendo los cadáveres de los muertos. Algo más de un siglo después, en 2099, la nave espacial Cassini sufre un accidente en Titán, el satélite de Saturno. Sobre las nieves de metano y amoníaco, a 180 grados bajo cero, los supervivientes han de hacer comerse a sus muertos hasta que llegue el rescate desde la Tierra. Un acertado paralelismo entre la realidad y el futuro cercano que ha llevado a agotar rápidamente la primera edición del libro. (http://www.edicionesirreverentes.com/2099/TITANES.html)

Par Félix Díaz, miembro del grupo Astroseti.org, dedicado a la divulgación científica “Titanes, al pasar de ser una historia de un avión a un proyecto en el futuro, en el espacio que estará conquistando el hombre, y en una nave espacial, toma una nueva dimensión. La gran diferencia entre la ciencia ficción y otras formas de ficción es la presencia de la ciencia. Eso le da dosis de verosimilitud que no tienen las historias de hadas y fantasmas, por ejemplo. No desprecio una buena historia de fantasía, pero en el caso de la ciencia ficción quiero pensar que es algo que podría suceder, si se dan las circunstancias necesarias (por ejemplo, que pase el tiempo necesario). La ciencia le da a la ficción la capacidad de hacerse real. Lo vemos, por ejemplo, con los viajes espaciales o con los robots; ya los tenemos, y son cosas previstas por la ciencia ficción.

Sobre Canarias y la ciencia, lo tiene claro: “En Canarias estamos en vanguardia. El observatorio del Teide en la isla canaria de Tenerife, contará con un nuevo telescopio que trabajara conjuntamente con otros ochos telescopios más con la misión de encontrar planetas habitables dentro de la Vía Láctea. Es un caldo de cultivo fantástico para la novela de ciencia ficción. Yo además pertenezco al grupo Astroseti, un grupo de aficionados a la divulgación y a la búsqueda de vida inteligente (SETI). Tuve un papel destacado en ese grupo, colaborando en diversas actividades. Astroseti, como asociación sin ánimo de lucro, ha logrado con éxito registrarse dentro de la Unión Astronómica Internacional (IAU), para participar en los esfuerzos colaborativos que ésta proponga. Uno de los primeros proyectos lanzados consiste en proponer nombres para los exoplanetas que se están descubriendo durante las últimas dos décadas. Para mí, estas propuestas son tremendamente incitantes”.

Sobre el despegue de la literatura canaria a nivel nacional e internacional, considera “Canarias vive un bum de la narrativa. Hasta ahora, a veces se podía mencionar de forma puntual a uno o dos autores canarios. Pero de pronto hay toda una pléyade de buenos narradores, como Mariano Gambín, Víctor Conde, Pablo Martín Carvajal o Javier Hernández Velázquez, que ayer ganó el premio Wilkie Collins de Novela Negra y que antes fue Mención Especial del Jurado del Premio L’H Confidencial. Ese s un bum, y con mucha proyección, si tenemos en cuenta el proyecto Canarias, islas de novela que en noviembre se celebrará en la FIL de Guadalajara. Es quizá el momento adecuado para empujar todos juntos, porque igual que Canarias es famosa por su industria turística, debe serlo por sus escritores”.

El próximo 27 de noviembre, en la 9ª sesión del Libro Fórum Canario, Félix Díaz hablará de Titanes y hará una lectura de sus páginas más fascinantes.

jueves, 2 de octubre de 2014

Viajero de todos los mundos, de Francisco José Segovia Ramos

Los relatos recogidos en Viajero de todos los mundos -libro con el que Francisco José Segovia Ramos ganó el I Premio Micromegas de Ciencia Ficción- son una metáfora del espíritu de conocimiento del ser humano. El ansia de ir más allá de lo rutinario nos lleva a descubrir todos los futuros posibles, e incluso a vislumbrar qué pasados alternativos perdimos al tomar una decisión como raza. 
Además de ser un homenaje a autores como Asimov, Clarke, Philip K. Dick, Stanislaw Lem o Bradbury, estos relatos giran alrededor de las eternas inquietudes humanas -el amor, la vida y la muerte-, enmarcadas en las constantes preguntas de ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos? ¿de dónde venimos?, que la ciencia intenta responder, aunque, como sucede en estos relatos, abriendo más interrogantes. Segovia Ramos crea mundos novedosos que nos llevan a encontrarnos con lo más profundo de nosotros mismos, y presentes alternativos y futuros próximos tan inquietantes como reconocibles.
El autor trata con agudeza los aspectos tecnológicos que puedan desarrollarse en próximas generaciones, pero siempre situados en un entorno social que no nos parece tan lejano ni imposible. A pesar de los robots, de las máquinas bélicas de destrucción masiva, de los invasores de otros mundos, de los cerebros positrónicos, o de las máquinas increíbles, Viajero de todos los mundos rezuma una ácida y cruda crítica de nuestra sociedad.

FRANCISCO JOSÉ SEGOVIA RAMOS
(Granada, 1962) Licenciado en Derecho y colaborador habitual de diversos medios de comunicación.  Ha publicado el libro de relatos Lo que cuentan las sombras, la novela El Aniversario y recientemente Los sueños muertos(Finalista del Premio Ciudad de Utrera). Ha participado en antologías como 2099, 2099-b, Praga, Microantología del microrrelato III, Los mejores terrores en relatos, Cachitos de Amor, Bocados Sabrosos, Amigos para siempre, Cuentos alígeros y Relatos bajo el puente.


12 euros • 144 páginas   ISBN: 978-84-16107-12-4
Más información en http://www.edicionesirreverentes.com/2099/Viajeromundos.html 


Rusia y la ciencia ficción Articulo de M. A. Marcos Fernández

La literatura rusa cuenta con una amplia tradición en el género de la ciencia ficción, que allí se conoce comoнаучная фантастика o “fantasía científica”. Nombres como Iván Yefremov, Alexander Beliayev o los hermanos Strugatskij no son desconocidos en nuestro país y algunas de sus obras ya hace bastante tiempo que han aparecido publicadas en castellano. Antes incluso de la revolución, autores relevantes cultivaron el género, como Faddiéi Bulgarin, Vladimir Odoyevskij o Konstantin Tsiolkovskij, habiendo sido incluso visitado por los clásicos de las letras en alguna ocasión, como hizo Chejov con su Летающие Острова (Las Islas Voladoras), un relato corto en el que este genial autor parodiaba el estilo y los motivos de Julio Verne —cuyas obras siempre gozaron de una extraordinaria popularidad en Rusia— y que aquí apareció publicado nada menos que en el número uno de la mítica y nunca suficientemente añorada revista Nueva Dimensión. De los autores modernos que enmarcan su producción entre el terror y la ciencia ficción, he leído y recomiendo la novela Clorofilia, de Andrei Rubanov, y la antología de historias cortas Una Edad Difícil, de Anna Starobinets.

Ahora, yo mismo acabo de ver mi nombre unido a esta rica tradición aunque sea tangencialmente, habiendo quedado entre los finalistas del XV Premio Internacional Sexto Continente de Relato de Ciencia Ficción, cuyo motivo era, precisamente, Rusia y la Unión Soviética. Específicamente, las bases del concurso pedían relatos breves cuya extensión variase entre los 5000 y los 9900 caracteres, que tuviesen como argumento “desde viajes espaciales a la conquista espacial, pasando por la guerra en el espacio o los primeros pasos de Rusia y la URSS en la carrera espacial o temas de crítica enmarcados en los distintos géneros de la ciencia ficción”. Mi relato, que como ya he dicho figura entre los seleccionados, se titula En Pie, Famélica Legión. La editorial convocadora del concurso, Ediciones Irreverentes, publicará una antología en la que, además del ganador y los finalistas, promete incluir los relatos de “cuatro destacados autores rusos”. Estamos, pues, de enhorabuena.
Articulo de M. A. Marcos Fernández aparecido originalmente en Diario de la Bahía de Cádiz http://www.diariobahiadecadiz.com/noticias/opinion/rusia-y-la-ciencia-ficcion/ 

El escritor malagueño Juan Guerrero Sánchez ganador del XV Premio Internacional Sexto Continente de Relato de Ciencia Ficción

La obra con la que se ha impuesto Juan Guerrero Sánchez (Málaga, 1974) entre 94 autores de 15 países es la titulada "Silencio mortal", en la cual convivimos con la tripulación de una nave rusa en sus trece últimos días de regreso a la Tierra, dispuestos a aterrizar en la estepa de Kazajistán, con el fondo del posible exterminio de la raza humana mientras han hecho su viaje.

Las obras finalistas y sus autores son:

• La clonación, de Cristian Carlos Cano Morales
• Sigamos adelante, de Juan Torres
• En pie famélica legión, de Marco Antonio Marcos
• Si algo nunca podremos ver, eso será el presente, de Julio Fernández Peláez
• Aleksandr, de Adrián Tejada
• Moscú siempre ha sido frío, de Pedro Pujante
• El sueño del soviet, de David Martínez Gómez
• Olenka, Antonio Molina Juanes
• Rojo dos, de Francisco José Segovia Ramos
• Héroes de nuestro tiempo, de Ángel Figueroba Amaro
• Un tiburón malherido, de Frances Barrio
• Luna Roja, de Heliodoro Villanueva
• Floración, de Calamanda Nevado
• La embriaguez de la Química, de Sara García Perate

Ediciones Irreverentes contactará con el autor ganador y los finalistas del XV Premio Internacional Sexto Continente de Relato de Ciencia Ficción para negociar la incorporación de sus relatos en la antología de ciencia ficción 2099-C, en la que participarán cuatro destacados autores rusos.

Han participado 94 relatos de 15 países.
40 relatos de España
11 relatos de Argentina
10 relatos de Colombia
9 relatos de Cuba, México
4 Venezuela,
2 relatos de Perú, Uruguay,
1 relato de Chile, Puerto Rico, Francia, Nicaragua, EEUU, Portugal, Costa Rica

miércoles, 11 de junio de 2014

Noche de ciencia ficción en Murcia. 12 de junio en la librería Diego Marín Pedro Pujante, Abel Bri, Pedro Amorós, 2099...

Noche de Ciencia Ficción en Murcia organizada por Ediciones Irreverentes. Jueves 12 de junio, desde las 19 horas. Se presentan tres libros de Ciencia ficción en Murcia, en la librería Diego Marín, C. Merced, 25: jueves 12 de junio, a las 19 horas.
 
     Ejerce de presentador el escritor murciano Pedro Amorós
     Los libros son:
-El absurdo fin de la realidad, del murciano Pedro Pujante http://www.edicionesirreverentes.com/2099/PedroPujante.html
-2099-B, antología con ambos autores y con Elia Barceló, José Luis Garci, Miquel Barceló, Eduardo Vaquerizo, Félix Díaz y el murciano Francisco Javier Illán vivas, entre otros. http://www.edicionesirreverentes.com/2099/2099B.html

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De qué tratan los libros

El absurdo fin de la realidad cuenta la inminente llegada de un ovni a un pueblo mediterráneo y la preparación de sus habitantes para recibir a los visitantes alienígenas. El narrador relata cómo prepara un discurso de bienvenida para los extraterrestres, salpicando anécdotas, reflexiones sobre literatura, filosofía, cine, humor, necrofilia romántica y chascarrillos vecinales a partes iguales. Pero a medida que el día de la llegada del platillo se acerca, las cosas se complican. Fenómenos extraños comienzan a ocurrir en el pueblo: saltos en el tiempo, aparición de misteriosas puertas que comunican con otras dimensiones, visiones estrambóticas y un final delirante e inesperado que dará un giro a toda la novela hasta convencernos de que la realidad no es más que un espejismo, un teatro del absurdo. ¿Una sátira de Bienvenido, Mister Marshall en la España de un futuro probable que sigue siendo la misma? Algo de ello hay. Metaliteratura con Camus, Dostoievski, Kafka, Quentin Tarantino, Keats, Coleridge, Shelley, Byron y muchos más genios de la pluma que conforman el universo paranoico de nuestro protagonista. El absurdo fin de la realidad es la obra ganadora del I Premio 451 de Novela de Ciencia Ficción.

Pedro Pujante (Murcia, 1976). Ha publicado los libros Hijos de un dios extraño, Espejos y otras orillas, Déja-vu —Premio Latin Heritage Foundation 2011— y ha participado en diversas antologías. Actualmente escribe una columna en el periódico La opinión de Murcia y ejerce la crítica literaria. Entre sus premios cabe destacar: I Premio Internacional de relato Marcelino Menéndez; Finalista I Premio de Relato corto Ciudad de Torrevieja; Finalista I Concurso Microrrelatos Acen 2011.

Ander. Un muchacho a quien conocen como Rana nos cuenta la extraña historia de su vida, que comenzó a cambiar cuando conoció a su nuevo compañero de habitación, Ander. No se trata de dos estudiantes, sino de dos aprendices de asesinos. Ambos están siendo adiestrados en un planeta de condiciones extremas cuyo único fin es formar al ejército de asesinos más eficiente que haya existido jamás. Su adiestramiento se basa en la selección natural, en que los más fuertes sobreviven. Sin embargo, aunque en este lugar nadie les enseña la amistad, ni el amor, estos sentimientos terminarán apareciendo como una parte más de la esencia humana, aunque tendrán que esconder sus debilidades, sus lazos emocionales, al menos, hasta que logren salir del planeta Gliese 581D, también conocido como Dante. Ander, de Abel Bri, es la novela finalista y Mención Especial del jurado, del primer Premio 451 de novela de Ciencia Ficción, entre obras de 24 países. Obra inspirada por Dune, pero cercana a la más vanguardista ciencia ficción, la historia está construida sobre un héroe humano e imperfecto, pero admirado y venerado por cuantos le rodean. ¿Cyber punk, afterpunk, distopía post-industrial, literatura catastrofista? Que el lector decida.

Abel Bri (Elche, 1980) Licenciado en periodismo y profesor de Lengua y Literatura. Ha publicado las novelas Surcos en el alma y la trilogía Crónicas del fin de un mundo. Ha participado en diversas antologías, entre ellas 2099, en la que Ediciones Irreverentes ha seleccionado la mejor ciencia ficción actual en español, junto a autores de España, Venezuela, Brasil, Chile, México, Cuba, Costa Rica y Argentina.

2099-b reúne la mejor ciencia ficción creada en español en los últimos años: treinta autores de España, Venezuela, Brasil, Chile, México, Cuba, Costa Rica y Argentina. Tras el gran éxito de la antología 2099, número 100 de la colección de Narrativa de Ediciones Irreverentes, la editorial ha creado una colección dedicada a la ciencia ficción, que se abre con 2099-b, y que pretende no sólo mostrar la ciencia ficción actual, sino también recuperar el espíritu de las revistas y fanzines pioneros de la ciencia ficción y de aquellos cómics de ciencia ficción que desde España llegaron a todo el mundo. 2099 y 2099-b son el inicio de una serie de antologías que tratarán este género literario desde todos los puntos de vista posibles. En este libro, cuya edición literaria ha corrido a cargo de Francisco Elia Barceló, José Luis Garci, Miquel Barceló, Eduardo Vaquerizo, Félix Díaz, Gustavo Prieto, Abel Bri, Fernando López Guisado, Miguel Gª Oliver, Antonio Ayala Castejón, Gonzalo Lozano Rosch, Cristóbal Sánchez Morales, José Luis Caramés Lage, Iratxe Celaya Salvatierra, Raymond Mora Espinosa, Pedro Pujante, Juan Vivancos Antón, Nora Ibarra, Alfonso Villar Guerrero, Francisco Javier Masegosa, Elena Marqués, Laura Quijano Vincenzi, Francisco José Segovia Ramos, Sergio Gaut vel Hartman, I.C. Tirapegui, Teófilo Huerta, Irel Faustina Bermejo, Erick J. Mota y Joseba Iturrate. El fin de la civilización, la lucha conservadora contra los avances científicos, viajes espaciales contados en años-luz, desastres, encuentros entre distintas civilizaciones, seres humanos perfeccionados, son el eje central de esta antología que reúne lo mejor del ingenio hispano.

viernes, 23 de mayo de 2014

Carpaccio, relato de Abel Bri

Ladislao acababa de ser nombrado ministro y, para celebrarlo, los compañeros lo convidaron a un afamado restaurante. Ladislao se maravilló al posar el carpaccio sobre su lengua. Jamás había probado bocado tan jugoso. Exigió el secreto de la delicia y lo condujeron a la cocina. Cuando volvió, su rostro era un poema de Baudelaire. ¿Qué sucede, Ladis? Preguntó un colega. He visto cómo cortaban el pedazo de carne cruda de un ser humano. No te hagas ahora el puritano, no será la primera vez que comes carne humana. No, pero es la primera vez que veo cortar un filete a un humano vivo. Además... la chica era hermosa.
 
 

Alma de neón, relato de Pedro Pujante


Suelo llegar a primera hora. Las chicas esperan siempre con una hermosa sonrisa comercial y con  las piernas abiertas señalando la dirección exacta al paraíso. Las prostitutas humanas son imperfectas pero las prefiero. Las rameras androides, en cambio, son mejores en la cama aunque el olor a hierro caliente y su voz metálica como de portero automático son repugnantes. Hoy pagaré un poco más. Deseo oler el sudor,  acariciar la piel, la enfermedad. Quiero sentir la piel y el coño. Además, dejaré propina. Las compenso. Sé que es duro para ellas tener que hacérselo con un maldito robot como yo.

El absurdo fin de la realidad, de Pedro Pujante, en http://www.edicionesirreverentes.com/2099/PedroPujante.html 
Para leer más textos de Pedro Pujante http://pedropujante.blogspot.com/

jueves, 22 de mayo de 2014

Relato de Félix Díaz: Encuentros en la tercera fase

Arnold paseaba a su perro por el parque cuando aterrizó el platillo. Sintió que la emoción le embargaba: ¡un encuentro en la tercera fase! ¡Contacto con extraterrestres!
Ambos se acercaron a la nave espacial.
            Se abrió una puerta circular, parecida a un esfínter. Dentro, sólo se veía oscuridad.
            Se iluminó el interior. Brotó una rampa que llegó hasta la verde hierba. Salieron dos alienígenas. No llevaban cascos. Se quedaron mirando a los terrestres.
            —¡Terrícolas! —dijo uno de ellos—. ¡Nos sentimos complacidos al ver gente como nosotros en este planeta.
            —¡Yo también me alegro de conocerlos! —respondió Arnold.
            —Disculpe, criatura —replicó el ET—. Yo le hablaba al otro ser.
            Sólo entonces, Arnold cayó en la cuenta de que los extraterrestres andaban a cuatro patas, estaban recubiertos de pelo y tenían un hocico prominente.
Igual que Senior, su perro.
 
Para leer su novela cifi TITANES, entra en http://www.edicionesirreverentes.com/2099/TITANES.html 

viernes, 16 de mayo de 2014

el último Borbón, antología de Ediciones Irreverentes. ¿Qué pasara con los borbones en el futuro? Aquí algunas respuestas

Ediciones Irreverentes invitó a destacados autores de ciencia ficción y a otros más dados a la sátira, a imaginar que el actual rey de España, Juan Carlos de Borbón, es el último Borbón de la historia de España. En estas páginas están las consecuencias.
     En esta antología de ucronías se especula sobre realidades alternativas ficticias, desde la familia de Aznar convertida en familia real, hasta la recuperación en un futuro lejano del cerebro del monarca, crionizado siglos atrás, pasando por una trama paralela del Golpe de Estado del 23-F o un tiempo futuro en que España estará colonizada por Alemania, entre otros futuros posibles.
     Como afirma Peña en el prólogo, se medita, con más información y reflexión que respeto, sobre esos Borbones de "caras tan poco agraciadas; con su querencia desenfrenada a la caza de todo lo que se moviese; con su derecho de pernada sobre toda dama, damisela, moza o mozuela que se le pusiese por delante; con su manía de meterse en todo lo que, políticamente, podían hacer mejor otros". Y de esa meditación han salido relatos tan deliciosos como un café caliente tomado sobre las ruinas del Apocalipsis.
     Los valientes autores que se han atrevido con el tema son
Félix Díaz, Nelson Verástegui, David J.Skinner, Teresa Domingo Catalá, Francisco José Segovia Ramos, Raymond Mora Espinosa, Pedro Pujante, Francisco J. Peña Rodríguez y Miguel Ángel de Rus, los dos últimos, además, editores literarios de este arriesgado libro.

12 euros • 144 páginas  • ISBN: 978-84-16107-04-9


Una antología ácida con los Borbones (Francisco José Peña)
 

Todo comenzó con el pobre Carlos II, a quién un guasón madrileño, como casi siempre, motejó con el sobrenombre de el Hechizado. El buen hombre, digno representante de una estirpe endogámica, se fue de este valle de lágrimas el 1 de noviembre de 1700 con la misma poca importancia con la que había pasado por el Trono. Y la cosa se lió parda: el zorro viejo que fue Luis XIV, desde Versalles vio una factible colocación para su nieto Felipe de Anjou y, hete aquí, se nos vinieron los Borbón Anjou a vivir a España después de una larga guerra y de una paz, la de Utrecht (1713), en la que perdimos Menorca y Gibraltar. La primera, como se sabe, es una isla hermosa en donde si nos da la gana podemos pegarnos un buen baño, conocer gente y bailar bajo las mezclas de un moderno Dj, pero con Gibraltar... ¡Ay, Gibraltar!
            Como iba reflexionando, los señores Borbón ¾que no bourbon¾, con aquellas caras tan poco agraciadas; con su querencia desenfrenada a la caza de todo lo que se moviese; con su derecho de pernada sobre toda dama, damisela, moza o mozuela que se le pusiese por delante; con su manía de meterse en todo lo que, políticamente, podían hacer mejor otros, se nos instalaron aquí y, bueno, así como al principio la cosa iba bien con la Ilustración y demás ideas afrancesadas del tipo Real Academia de la Lengua, Real Academia de la Historia; que si el Diccionario, que si la Ortografía… Pero Felipe V perdió la cabeza y hasta se ubicaba junto a los tapices que representaban caballos y los galopaba dando saltos, cual chiquillo en edad menuda, para flipe de sus servidores, que tenían que aguantarle que les lanzara sus excrementos cuando le venía al monarca en su real gana.
            Tuvimos la ocasión de enderezarnos algo con Fernando VI, pero duró poco y también sufrió de Alzhéimer; le sucedió su hermano, Carlos III, con una madre malísima en la línea de la madrastra de Blancanieves, pero tampoco la cosa le fue del todo bien porque la oportunidad que supuso el gobierno de Esquilache la tiró por la borda. Del hijo y del nieto de este mejor ni hablar; el Deseado le llamaban a Fernando VII ¾me parto, pues no sé por quién, pues hasta los que luego fueron los carlistas no lo podían ni ver¾. La niña Isabel II se ocupó mucho más del catre que de España y (seguir leyendo en http://www.edicionesirreverentes.com/2099/Ucronia.html)

viernes, 9 de mayo de 2014

Diesel Punk, relato de Eduardo Vaquerizo, publicado en la antología 2099-b, de Ediciones Irreverentes

—Motores diesel, desafio a la autoridad y juventud gamberra, ¿eso es el dieselpunk?
            -—Sí, algo así. Se trata de crear un mundo diferente al actual suponiendo que haya habido un cambio radical en nuestro pasado, un suceso histórico e incluso un avance científico tal como un motor movido por diesel. Luego hay que contar una historia en ese mundo, algo que lo trascienda de algún modo.
            -—Lo de punk lo veo, pero ¿Qué es el diesel?
            —-Ah, eso es lo mejor. Es un líquido que se obtiene del refino del petróleo. Se puede usar en un motor de combustión interna.
            —-Como propuesta estética lo veo bien, pero ¿qué incómodo, no?
            —-Y peligroso. Es un líquido muy inflamable, el manejo puede ser problemático. Imagínate un choque de vehículos, sería un desastre.
            -—Desde luego. Veo bien esos ejercicios intelectuales, pero como el carbón no hay nada. Anda echa un poco más que llegamos tarde a la tertulia.
            —-Cuidado, vas demasiado rápido. Las calderas fresnadilla son muy sensibles a las grietas por calentamiento desigual, se rajan de arriba a abajo. He visto muchas así en el taller.
            —-Bueno, tu serás ingeniero pero yo llevo toda la vida con los chasis Gomeznarro de caldera abierta y jamás me ha pasado algo así.
            —-Has tenido suerte.
            Los dos amigos se aplicaron a echar carbón de modo controlado en el horno situado en la panza del vehículo. Un cuarto de hora después, cuando estuvieron contentos con la presión del vapor, se encaramaron en la alta estructura y aceleraron hasta incorporarse en el humeante flujo del tráfico. A esa hora de la tarde, las calles de Madrid estaban saturadas de modernos vehículos movidos por la energía del vapor, capaces de transportar con seguridad a sus ocupantes a asombrosas velocidades de más de treinta km/h.
 
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Toda la información sobre 2099-b en http://www.edicionesirreverentes.com/2099/2099B.html 

La clepsidra de Neptuno, de Miguel Gómez Yebra. ¿Ciencia ficción? ¿Ucronía? ¿Una comunidad pitagórica relacionada con extraterrestres?

¿Ciencia ficción? ¿Ucronía? ¿Una comunidad pitagórica relacionada con extraterrestres? ¿Es un delirio? Vicente es un joven grafólogo que trabaja para una emisora local de televisión analizando la letra de los participantes en un concurso. Desea llevar una existencia tranquila junto a su novia, Nuria, profesora de matemáticas en un instituto de la ciudad en que residen, pero a raíz de una pintada injuriosa dirigida a ella, escrita por uno de sus alumnos en un servicio, todo empieza a complicarse. Vicente se ve obligado a entrar en relación con la familia del adolescente, impelido por los requerimientos de Nuria, cuyo enérgico carácter se impone a la pusilanimidad del grafólogo. Entonces, Vicente queda sumido en una trama donde cobran protagonismo dos comunidades pitagóricas. Los miembros de una de estas se consideran herederos de un grupo de mudéjares, los áureos, pitagóricos que habían subsistido secretamente desde el siglo IV o quizá III antes de Cristo (cuando se supone que desaparecieron) hasta el siglo XV, amenazando la tranquilidad anhelada por el joven, y hasta su propia vida, tras hacer un análisis de parte de un misterioso manuscrito en poder del displicente alumno de su novia.
            Miguel Gómez Yebra, Licenciado en Matemáticas y en Filosofía y Ciencias de la Educación, reside en Alhaurín de la Torre desde el año 2000. Nació en Sarria (Lugo), pero desde los once años vive en Andalucía, primero en Málaga y posteriormente en El Puerto de Santa María (Cádiz), donde escribe su novela Más allá del Ecuador, finalista (1993) en el Premio UPC de Barcelona. También ha sido finalista en el II Premio de Poesía El Ermitaño (El Puerto de Santa María, 1999), con su libro Álbum de otoño, y en el V Premio de Poesía María Luisa García Sierra (2003), con el poemario Visiones de crisálida, que se publica en el año 2006 (Ediciones Dauro). En octubre de 2004 publicó su novela Las pirámides de Azulia (Editorial Río Henares).

24 euros - 534 páginas  - ISBN: 978-84-96115-85-9
Toda la información sobre el libro en http://www.edicionesirreverentes.com/narrativa/clepsidra.htm
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Por unos Watt de más… relato de Erick Mota de la antología "2099" de Ediciones Irreverentes

Relato de Erik Mota extraído del libro 2099 http://www.edicionesirreverentes.com/2099/2099.html
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—¡Hey, usted! ¡Su carnet de identidad, por favor! —la voz del policía, modulada por los altavoces del casco, inundó la calle— ¡Y el suyo también, ciudadano!
Por un instante todos los peatones de detuvieron. El suceso duró apenas unos segundos. La llamada estaba dirigida a dos personas que llevaban una carretilla a toda prisa. Estaban a punto de desaparecer por una calle poco transitada cuando el policía los llamó. El hombre alto de la camiseta y el forzudo con la camisa abierta se detuvieron.
Pese a no tratarse de un policía de la brigada especial, la armadura personal de kevlar, el ancho escudo transparente y el bastón de estática constituían una amenaza igualmente aterradora. El policía era considerablemente alto, muy por encima del estándar, incluso si no hubiera llevado el equipo anti motín habría resultado impresionante. A paso lento el oficial se acercó a la carretilla.
—¿Qué llevan ahí?
—Nada, oficial. —dijo el alto—. Solo materiales de construcción.
—Eso, eso —añadió el fuerte agregando un tic nervioso a sus palabras—. Un poco de polvo de piedra y arena. Nada más.
—¿Ustedes se creen que yo soy bobo? —el policía alzó el bastón y tocó el saco con la punta. El sonido metálico llegó a todos por igual— ¿De cuando acá el polvo de piedra y la arena suenan así?
Ambos hombres comenzaron a sudar frío.
Ninguno de los hombres consideraba al policía una amenaza seria. Ni siquiera el bastón constituía un problema. En muchas ocasiones habían recibido golpes de estática. El escudo anti motín o la armadura tampoco era un problema. Aquel hombre uniformado y cubierto de kevlar no los intimidaba. Pero, desde la esquina, un artefacto colgado de un viejo poste apuntaba hacia ellos. Su forma era alargada como un fusil pesado. A su lado, una cámara panorámica escudriñaba la calle mientras todo el equipo se sacudía y apuntaba.
Un arma-robot.
La verdadera policía en las calles.
Equipos sin vida. Vigilantes de las calles y las aceras. Respondiendo solo a la lógica de sus fríos cerebros. Tenían todo tipo de municiones. Balas ordinarias, plásticas, perforantes, antiblindados, cañones de gel inmovilizante, espuma, granadas aturdidoras... de todo. Un verdadero arsenal usado según los designios de una Inteligencia Artificial patentada en Japón y ensamblada en China. Un policía incorrupto autorizado a emplear cualquier tipo de fuerza con tal de mantener el orden. La solución de la República Popular China contra la corrupción policial. Los famosos Guardianes de Beijing ya estaban en la Habana.
Y estaban todas locas.
Lo mismo les daba por tirarle a todos los frikis que la cogían con los grupos de personas a partir de determinado número primo. Disparaban a los negros y a los de pelo largo por igual. Unas veces les atraían las lentejuelas, otras las parejas o los tríos. Incluso le disparaban a los propios policías. Imprimían en sus registros la palabra “Corrupción”. Si el oficial sobrevivía al ataque quedaba fuera del servicio deshonrosamente.
Todos temían a los Tiradores Eléctricos.
La mayoría transitaba por calles vecinales donde no los habían instalado. O en las horas picos cuando las multitudes les impedían disparar. Un protocolo anti manifestaciones les impedía a sus retorcidos cerebros digitales disparar a mucha gente junta. “Cosa de las naciones unidas y los derechos humanos”,
La presencia de aquel Tirador Eléctrico era lo que ponía nerviosos a aquellos hombres, acostumbrados a lidiar con la infantería policial. Hábiles como eran en quitar bastones o encontrar con un punzón las fisuras en las corazas. Pero incapaces de luchar contra el francotirador mecánico en lo alto de un poste.
—Está bien, oficial —dijo el alto—. Es una balita.
—Repite que no te oí.
—Una balita, un contenedor de corriente. Pero no pensábamos hacer nada malo con ella.
—¡Por supuesto! —rió el policía—. No se puede hacer nada peligroso con una balita. O se vende o se usa. Pero ambas cosas son ilegales.
—Mire, guardia, denos una oportunidad —interrumpió el fuerte—. Un hermano nuestro tiene a su mamá enferma y necesita unos watts de más...
—¿De cuanto es?
—350.
 *
 —Una de 350 ¿te cuadra?
—Pues sí ¿a cuánto?
—Cien.
—¡Oye, afloja!
—Mira lo que dice la tapa.
Podía leerse claramente en alfabeto cirílico: Corporación sleva. 350 kilowatt. Manténgase alejado del calor y los campos radioeléctricos. El intermediario mostró dos colmillos de oro en una sonrisa  
—¿Ves? Esto es calidad.
—¿Dónde conseguiste esto?
—Rompiendo el bloqueo, compañero. De dónde lo saqué no importa. Son 350 kilowatt. ¿Te interesa, sí o no?
—Claro que me interesa. Esto en el barrio se vende como pan caliente. A nadie le alcanza para todo el mes la corriente que dan por la libreta.
 *
 —Eso no son unos cuantos watts de más —dijo el policía en tono grave—. 350 kilos son una buena cantidad de dinero en la calle.
—Mire, guardia —comenzó a decir el hombre alto—. Le voy a hablar claro porque hablando los hombres se entienden. Acá el colega y yo tenemos antecedentes por tráfico ilegal de corriente eléctrica. Si nos lleva ahora nos va a buscar tremenda complicación. Posiblemente no podamos ver la calle en un buen tiempo. Nosotros no hemos hecho nada malo, solo resolverle a la gente... No se lo pido como policía. Se lo digo de hombre a hombre.
Se hizo un silencio incómodo.
A unos metros el arma-robot se sacudió, impaciente.
—Está bien —dijo por fin el policía—. Pueden irse. Pero la balita se queda aquí.
—Pero, oficial... —comenzó a decir el forzudo pero su compañero le sacudió el brazo.
—¿Quieres que te cargue con balita y todo? —continuó el policía— ¡Andando, largo de aquí!
El fuerte comenzó a murmurar la frase: “¡Qué clase de descaraos son todos ustedes! Deberían comprar más corriente a los rusos en lugar de tantas armas robot a los chinos…” Pero el alto tiró de él y ambos se alejaron. El policía, por su parte, miró hacia atrás para cerciorarse de que el arma girara hacia otra dirección. Cuando estuvo fuera de su rango de visión guardó el bastón en su funda y sacó un teléfono celular del bolsillo. Apagó el circuito interno de comunicaciones y marcó un número.
—Oigo —dijo femenina desde el otro lado de la línea.
—Katia, soy yo.
— ¡Papi! ¿No estabas trabajando?
—Sí. ¿Estás en la escuela?
—Acabo de salir de clases, pero por la tarde tengo turno de Educación Física y un laboratorio.
—¿A qué hora terminas?
—Tarde.
—¿Podrías escaparte un minuto y venir hasta Infanta y Carlos III? Necesito que lleves una cosa para la casa.
—¡Papá! Estoy en la escuela…
—La universidad está ahí mismo, chica. Esto es importante
—¡No es justo!
—Katia, atiéndeme. Tengo 350 kilowatt de corriente en una balita. La acabo de decomisar y el arma robot me está mirando todo el tiempo. ¿Aún quieres quedarte leyendo hasta tarde?
—Sí. De no ser porque tengo un padre fascista que corta la corriente de toda la casa a las once de la noche.
—Lo hago porque no nos alcanza la que nos dan por la libreta. No podemos usar el soporte vital de tu abuela y la computadora al mismo tiempo. ¿Quieres más corriente? Ven aquí y lleva la balita para la casa. Educación física puede esperar.
—¿A quién se la quitaste?
—¿Y eso qué importa?
—A un infeliz de seguro. ¡Abusador como eres!
—¿Tienes idea de cuanto vale una balita de 350 en la calle? La gente se está haciendo rica con eso. Si no tuviera el uniforme tendríamos que comprarla en lugar de la comida. ¡Acaba de venir, niña!
—Si no tuvieras el uniforme saldrías por quinta avenida con un letrero de “Abajo la Revolución Energética”.
—Y terminaría preso. Déjate de boberías y ven a recoger esto. Yo no puedo moverme de aquí.
—Voy saliendo —y colgó.
El policía guardó el teléfono, puso el escudo en el suelo y se estiró. Lentamente sintió como le traqueaba la columna y la sensación de placer se apoderó de él. Pese al calor de la armadura, el sol de la calle y el pesado cinturón comenzaba a sentirse bien. Acababa de resolver 350 kilowatts, sumados a los 300 de la balita de su casa solo tendría necesidad de buscar 200 kilowatt en la Bolsa Negra. Con 850 kilos podía terminar el mes holgadamente, sin apagar el soporte vital de su suegra quien, contra todos los estereotipos, lo adoraba. Tampoco tendría que limitarle el uso de la computadora a Katia. Pensó en su hija, encaprichada en estudiar una carrera universitaria tan inservible como la Física Nuclear. Ya los rusos no eran los de antes, pensaba, como en los tiempos de su padre. Cuando ser un gran físico teórico te volvía importante. Aquello había quedado atrás con el Muro de Berlín. El viejo Daniel Sotolongo, descubridor del principio físico que hace funcionar las balitas, solo recibió la Orden José Martí. Después le dieron un Lada y mucho trabajo en el instituto. “Ese se va a morir solo” —pensó—. “Solo quiere a su Revolución y a su ciencia. Como no se ponga a botear con el Lada que le dieron se va a morir de hambre. Pero Katia no será igual. Que estudie física está bien, eso la hará más inteligente. Pero cuando se gradúe lo mejor para ella será una corporación.”
—Tengo que comprarle un ipod —dijo en voz alta mientras pensaba aún en Katia—. Bastante se esfuerza, la pobre.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Un día en la vida del inmortal Mathieu, novela de Mario Martín Gijón, crítica de Francisco Martínez Bouzas

En esta su primera novela, Mario Martín Gijón se disfraza de amigo del protagonista de esta novela futurista, el psicólogo Mathieu Beaujour, y usa el artificio de traductor al castellano de las reflexiones almacenadas en la memoria de su amigo en el año 2070. De este modo, Mario Martín, autor de destacados y premiados libros de ensayo y del libro de relatos Inconvenientes del turismo en Praga (2012), se adentra en la narrativa de ciencia ficción, en esos viajes prospectivos, no a las lejanías interestelares, sino a esos otros mundos más decisivos para la humanidad que son, como recuerda el protagonista de la novela, “los que se realizaron dentro de nosotros mismos” (página 147). 

     En 1981 Günter Rophol escribía que la pregunta kantiana ¿qué debo hacer? se halla conectada, más que nunca, a aquello de lo que soy capaz de hacer. Y en nuestro tiempo el campo del quehacer humano se ha agrandado de forma tan extraordinaria, gracias a la tecnociencia, que la aniquilación del planeta, la muerte esencial de la especie homo sapiens sapiens es un peligro específico de nuestros días. Como lo es la posibilidad de una perfectibilidad prácticamente inacabable. Porque el ser humano es en la actualidad una materia prima que posee una plasticidad casi inagotable. Nuestra especie es para muchos algo que debe de ser modificado y mejorado. Pero aquello que es maleable es también susceptible de ser controlado. La mayoría de los defensores de la perfectibilidad humana -los “nuevos redentores” como los denomina José Sanmartín- ya no razonan como antaño en términos morales. Al mismo tiempo podemos constatar que han desparecido la mayoría de los recelos que en los años 70, 80 y 90 generaba el determinismo tecnológico, expresado de forma elocuente en estas palabras de Steven Levy (Hackers, 1984), un auténtico anatema contra la tecnología informática: “Los ordenadores se utilizan mayoritariamente contra las personas en lugar de para las personas. Se utilizan para controlar a la gente en vez de para liberarla”.

       En estas coordenadas se mueve la ficción de Mario Martín, que, como ya señalé, se sitúa en los albores del 2070. Su protagonista, el psicólogo Mathieu  Beaujour es un verdadero cyborg, un zomboide o robot humanoide biológico, que pauta su jornada,  desde que se “enciende” a las cinco y media de la mañana, mediante reflexiones en las que, a modo de diario, recuerda y recapacita sobre la senda recorrida en la apuesta de la humanidad por la extensión vital indefinida. En efecto, un sabotaje en Siberia contra las torres computacionales pone en peligro los avances conseguidos, y ante ese hecho y evidente amenaza, Mathieu recuerda el arduo camino recorrido por los defensores de la prolongación indefinida de la vida, que no inmortalidad. Primer paso: creación de entidades programadas para sobrevivir durante un determinado período de tiempo, reproducirse y autodestruirse algunos años más tarde. Todo ello, echando mano de la ingeniería de tejidos, la autoreproducción programada para, en una etapa posterior, substituir nuestra frágil biología por soportes más sólidos y fiables. El resultado es una sociedad transhumana  que prefiere la imaginación a la realidad, el abrazo mental al abrazo real, la comida virtual se impone así mismo sobre la real, la estimulación mutua a través de chats es más frecuente y deseable que las relaciones sexuales no virtuales. 
    Como pieza de ciencia ficción, ésta es una novela prospectiva que ficcionaliza un mundo futuro, posiblemente realizable, y sobre todo interroga al lector con cuestiones cruciales. La más transcendente, en mi opinión, es la que se personifica en las angustias unamunianas -muy oportuna la referencia al Diario íntimo de Miguel de Unamuno- : el destino del ser humano a desparecer para siempre, frente al deseo de persistencia innato en neutra especie. Mérito así mismo del autor al escribir la novela es el hecho de no perderse en demasía en disquisiciones y descripciones tecnocientíficas, sino ahondar en aquellos interrogantes sobre el significado en la existencia humana, de esa prolongación vital indefinida. ¿Cómo afecta a nuestra condición humana la integración en máquinas inteligentes. Las respuestas o reflexiones del protagonista posibilitan una lectura de la novela en clave distópica, pero también en clave utópica. ¿Con mentes conectadas a la Red no desapareceremos como seres autónomos para convertirnos en simples partes de un conjunto de nódulos de una supermente? ¿Dónde deja pues un ser humano de ser humano? Pero al mismo tiempo, como ha ocurrido desde los primeros pasos de la humanidad, ¿no nos hace humanos el querer superar nuestras fronteras, sobrepasar los obstáculos que la naturaleza nos ha impuesto, ir más allá de nuestros límites? 
   En mi lectura de esta pieza del subgénero del Biopunk predominan los elementos distópicos. Y en una valoración de la tecnociencia aplicable a esta extensión vital indefinida, rechazaría tanto el imperativo tecnológico como el conservacionista y me centraría en esa vía que articula lo instrumental con lo simbólico; es decir, los entornos simbólicos tales como la cultura, la ideología, las instituciones, las tradiciones que rodean a las posibilidades tecnocientíficas, deben ejercer un papel importante en la evaluación de las mismas. Lo simbólico, aquello que nos otorga lo que llamamos dignidad humana en tanto que personas, debería ser la barrera que impida que nos convirtamos en puros medios o instrumentos de los imperativos tecnocientíficos. Cuando Mathieu  Beaujour admira y envidia la vehemente fisicidad  de Natasha con una gotas de sudor recorriendo su frente o cuando siente nostalgia por los atardeceres rebosantes de aromas y sonidos, creo que camina, quizás de forma inconsciente, por la senda de la resistencia a la objetivación y a la mecanización de unos seres humanos  a los que los avances científicos del año 2070 ha privado de corazón.
    Registro en el haber de la novela una excelente literariedad. Mario Martín, atado a la ciencia, pero sin abusar de su terminología, presenta una historia bien contada, elige una estructura narrativa sólida y adecuada, persigue la belleza en la narración de los hechos y reflexiones de su protagonista. Como en cualquier otro género literario.
  Francisco Martínez Bouzas

Originalmente en Brujas y Espirales http://brujulasyespirales.blogspot.com.es/2014/03/un-dia-en-la-vida-del-inmortal-mathieu.html  
Ficha del libro en la web de Ediciones Irreverentes y acceso a su compra http://www.edicionesirreverentes.com/2099/INMORTAL_MATHIEU.html  

lunes, 21 de abril de 2014

XV Premio Sexto Continente de Relato de Ciencia Ficción convocado por Sexto Continente y Ediciones Irreverentes

Tras el éxito que tuvo el X Premio Sexto Continente dedicado a la ciencia ficción y tras el feliz lanzamiento de la colección literaria dedicada a este género (http://www.edicionesirreverentes.com/2099/cifi.html) lanzamos un nuevo premio, dedicado a Rusia y la Unión Soviética  en la ciencia ficción.  Podrán participar autores de cualquier nacionalidad bajo las siguientes bases:

a) Relatos breves desde los 5.000 caracteres contando letras y espacios hasta los 9.900 caracteres totales.

b) Habrán de ser relatos que traten sobre temas de ciencia ficción relacionados con Rusia y la extinta Unión Soviética. Desde viajes espaciales a la conquista espacial, pasando por la guerra en el espacio o los primeros pasos de Rusia y la URSS en la carrera espacial o temas de crítica enmarcados en los distintos géneros conocidos de la ciencia ficción.

c) Serán relatos inéditos en España, escritos en español, independientemente de la nacionalidad del país del autor, libres de derechos de edición en España y de compromisos en otros premios. Dado que la antología en la que aparecerán los ganadores se publicará también en libro electrónico es necesario que los relatos tengan los derechos libros para esta modalidad de edición.

d) Los autores participantes pondrán bajo el texto del relato:
Su nombre y apellido (o apellidos), ciudad y año de nacimiento, correo electrónico, país, y -si han publico previamente- sus títulos publicados, con ISBN, y el título de las antologías en las que aparecen (en el caso de las antologías no es necesario indicar más de 3). Pueden añadir los premios ganados, pero no los premios en los que hayan sido finalistas.

e) Se establece un primer premio consistente en la publicación de la obra ganadora y las obras seleccionadas, en un volumen antología que estas obras junto a las de autores de primera línea en el ámbito de la ciencia ficción. Al ser un premio de carácter promocional sin fines comerciales ni lucrativos, no se pagarán derechos de autor.

f) Cada autor podrá presentar una única obra en Word. La enviará a sextocontinenteree@gmail.com con el título CIFI.

g) El plazo de recepción de originales comienza el día 24 de abril y expira el día 24 de mayo, a las 12h de la noche hora local de Madrid.

h) Ediciones Irreverentes formará un jurado compuesto por tres personas, que seleccionarán la obra ganadora y las finalistas.

i) La organización del concurso se reserva el derecho de entrar en conversaciones con autores cuyos relatos no sean ganadores pero se consideren con calidad suficiente como para ser publicados.

La participación en esta convocatoria implica la aceptación de sus bases y del fallo del Jurado.Más información en la web de Ediciones Irreverentes http://www.edicionesirreverentes.com  

martes, 1 de abril de 2014

2099, ciencia ficción en Castillos en el aire, con Javier Fernández Jiménez

Castillos en el aire alcanza los 120 programas. Para la velada de esta noche hemos conseguido convocar en nuestra biblioteca a un buen puñado de escritores con los que hablaremos de un sello editorial que ha arrancado con muchísima fuerza y que ya cuenta con cinco títulos publicados, se trata de la colección 2099 de Ediciones Irreverentes, dedicada en exclusiva a la mejor Ciencia Ficción.
               Para este espectacular arranque, Irreverentes ha contado con novelas de Félix Díaz González, Pedro Pujante, Mario Martín Gijón y Abel Bri, además de con un padrino de excepción, Eduardo Vaquerizo y de uno de esos editores que a nosotros nos encanta, Miguel Ángel de Rus. Y hasta nuestra biblioteca han llegado Félix Díaz, Aber Bri, Pedro Pujante y el propio Miguel Ángel de Rus, para charlar de Ciencia Ficción, de literatura y de cine, porque toda nuestra charla estará acompañada de varias películas de diversos tipos de Ciencia Ficción...
               Tenemos microrrelatos de José Cascales y David J. Skinner y arrancamos con un grande, Isaac Asimov y sus "Tres leyes de la robótica”

sábado, 29 de marzo de 2014

Filósofos de las fantasías, artículo de Pedro Pujante

Al igual que en todas las parcelas o manifestaciones del arte y la cultura, las corrientes literarias, como un oleaje eléctrico y caprichoso, van y vienen sin que fácilmente podamos predecir el azaroso acontecer que les aguarda. En este vaivén a través del tiempo se desplaza una nave singular que, desde que se materializase allá por el siglo XX, todavía no ha abandonado su singladura por el cosmos literario. Nos referimos a la Ciencia Ficción (CIFI). Subgénero literario que podría calificarse de ficción o fantasía que incluye viajes en el tiempo, tecnologías imposibles o sofisticadas, exploración del futuro o personajes y ambientaciones extraterrestres.
Si bien es cierto que autores visionarios del siglo XIX, de la talla de Julio Verne o H.G. Wells, impulsaron el género hasta cotas astronómicas de popularidad y prestigio (aquél, a través de una disimulada alegoría político-social y éste con un marcado acento científico y especulativo) no sería hasta los años veinte cuando adquiriría el estatus de género en sí mismo. En 1926, aparece por primera vez el término ´Science Fiction´ en la revista Amazing Stories que publicaba Hugo Gernsback.
Pero si decidimos viajar en al pasado y rastrear los primeros gérmenes de esta literatura de especulación científica hallaremos precursores de este subgénero tan peculiar. En el siglo II Luciano de Samosata (Samosata, Siria, 125/181 d.C.) escribió un cuento titulado Historia verdadera en el que se detalla un disparatado viaje a la luna de un modo irónico y desenfadado pero que ya asienta lo que llegaría a ser una constante en la literatura fantástica: la preocupación por el mundo extraterrestre, los viajes estelares y descripciones de, en este caso, los selenitas y sus costumbres. Otro autor, abuelo de la CIFI, es Cyrano de Bergerac (París, 1619/Sannois, 1655) que en el siglo XVII firmó un extraño libro titulado L´autre monde (El otro mundo) en el que nos narra un viaje a la Luna y otro al Sol. En definitiva, y a pesar de su evidente intención de mostrar su filosofía materialista y hacer una crítica de su sociedad, no deja de ser un antecedente claro de la literatura de viajes espaciales.
La crítica, con respecto a las dos obras anteriores, se muestra dividida. Si bien a la luz de algunas teorías que consideran la CIFI como una literatura de anticipación con elementos principalmente científicos y plausibles, estos textos faltos de rigidez estarían fuera del espectro de la vertiente más pura del género. No obstante, sí que aplicando el término en un sentido más amplio y recogiendo todo aquel trabajo literario que contemple una ficción fantástica en la que otros mundos y seres son descritos o propuestos, estos proto-autores, junto a otros como Mary Shelley, podrían ser incluidos en la nómina de ´Maestros del género´.
Ya en el siglo XX la naturaleza dúctil del género en particular, y de la propia literatura en general, abrirá el camino a diferentes y variadas ramificaciones de otros subgéneros, tales como el steam-punk, cyberpunk o el diésel-punk, imposibles de abarcar en este artículo. Aparecerán los más dispares relatos fantásticos, la fantasía épica o de aventuras de toda índole que entremezclan elementos, técnicas narrativas o argumentos que difícilmente seríamos capaces de clasificar de un modo satisfactorio. Autores de prestigio como el soviético Zamiatin, los británicos George Orwell o Aldous Huxley, que se valieron de los mecanismos de la CIFI para dibujar un futuro regido por un racionalismo feroz; o escritores del mundo hispano como Bioy Casares que, en La invención de Morel narraba una historia de amor imposible aderezada con una tecnología fantástica, encumbraron la CIFI y le dieron el estatus de literatura de calidad. Otros autores propiamente de CIFI como Ray Bradbury, Philip K, Dick, Asimov o el gran Stanislaw Lem alcanzarían las cotas más vertiginosas de la literatura de CIFI, establecerían sus bases y asentarían los cánones de una literatura de Ciencia Ficción que todos conocemos hoy día.
En los años 70, debido a los avances de la época (el hombre pisa la Luna en el 69) o al éxito de películas como Star Trek o Star Wars, el género experimentaría un auge nunca antes visto. No solo en el más influyente mundo anglosajón. También en la entonces llamada URSS, en Japón o en España. En nuestro país el género se hace notar. Aparecen fanzines como Nueva Dimensión y autores de la talla de Domingo Santos, padre español de la CIFI y promotor de variados proyectos editoriales y literarios de ciencia ficción. Entre estos proyectos se hallan varias antologías de autores españoles, hoy día, tristemente olvidados, como Sebastián Martínez o Ángel Torres Quesada cuyos relatos y novelas son pequeñas joyas y paradigmas de una literatura que se ha desarrollado al margen del stablishment. De hecho, no conozco autor de ciencia ficción que se halla alzado con el Cervantes, el Nobel (a excepción de Doris Lessing, quien firmó al menos una novela de este género) o el Goncourt. Bien es cierto que hay premios específicos para obras de CIFI, terror o fantasía, pero no encuentro razones para que autores como Ray Bradbury o Stanislaw Lem no hayan recibido un reconocimiento internacional más allá del género en el que se inscriben de forma reduccionista sus complejos artefactos literarios.
Al comienzo de este artículo señalábamos que la ciencia ficción oscila en el pendular imprevisible de la historia de la literatura. Y hoy día se aprecia un ligero repunte en el interés del gran público por el consumo de historias de CIFI. Uno de los indicadores de este ´germinar´ se encuentra en las salas de cine y en la masiva producción de filmes que proliferan, tanto de gran calidad, como de marcado sesgo comercial y destinados a un público juvenil y de exigencia cuestionable
Futuristas entregas (muchas veces, precuelas) que recuperan las antiguas sagas de Star Trek o viejos títulos como la reciente revisión de Robocop; nuevas distopías cargadas de efectos especiales y protagonizadas por estrellas de Hollywood; subgéneros como la zombimanía que se entremezclan con la más pura fantasía futurista en apocalípticos escenarios de contaminaciones a escala mundial (recientemente Guerra Mundial Z o la ya clásica y tan revisada El último hombre vivo que tuvo su último remake en Soy leyenda, retomando el título original del prolífico
Matheson). En definitiva, trazas del creciente interés por la ciencia ficción que está mostrando el público, un interés que de algún modo tiene su repercusión en el ámbito literario en un proceso de simbiosis en el que cine, literatura y videojuegos se retroalimentan a gran velocidad.
A esto hay que añadir el crepitar que se siente en los sellos editoriales: algunos como Dolmen que mantiene una línea en exclusiva para el cosmos de los zombies, y otras empresas más recientes como la nueva Oz Editorial, los sellos Omicron de Roca, Fantascy de Random House o Ediciones Irreverentes que se arriesga con la línea 2099 en un vigoroso intento de rescatar el espíritu pulp del pasado siglo así como el de las míticas revistas españolas pioneras, Nueva Dimensión, o la más reciente Scifiword.